"- ¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces? - Doce años, seis meses y dos... - ¿Haces muescas cada día en una celda? ¿No crees que has cumplido ya bastante tu condena? Ella guardó silencio, su cara parecía tranquila. Tomás lo tomó como un "sí". -¿O es que me quieres condenar a mí también? Más silencio. Una sonrisa. Tomás lo tomó como un "no". -¿Podemos seguir entonces? ¿Da usted permiso para continuar con la vida? [...] “Al fin y al cabo compartían un objetivo: saber. Y disentían en otro: cuánto contar”.(María y Tomás, Verano en rojo ). "Cuánto contar". Contar. Hasta diez, o por qué no hasta mil o un millón. O contar todo. O no contar nada. Contar sin orden, sin acierto, sin pausa y sin mesura. Contar que sueño con echar mucho de menos a alguien, un alguien que también me eche mucho de menos a mí. Un intempestivo abrazo de reencuentro en mitad de cualquier terminal o dársena, tras una atropellada y fugaz carrera, delante de todos, por sorpresa, donde
Osado, imprudente y temerario lector. Está usted a punto de adentrarse en un mundo desconocido,donde la tristeza y la pasión son inseparables. Un mundo repleto de gemidos en la noche, jirones en sensibles corazones, insomnio y duras lágrimas sobre intencionadas miradas. Un mundo de maliciosas gotas de sangre, rosas con espinas y educadas sonrisas tras cada venganza. ¿Se atreve a entrar? Benvenuto nella Cosanostra.