Érase una vez un frío e inhóspito lugar, muy lejos de todo, con montañas y campos cubiertos de nieve donde apenas entraba el sol. En este lugar había un enorme castillo de hielo, en cuyas paredes, pasillos y habitaciones, aparecían esculpidas figuras también de hielo. Cada figura contaba una historia sobre este lugar. Este cuento es una de esas historias. Llovía. El agua arreciaba con fuerza mientras la penúltima lágrima se precipitaba al vacío. Miraba al horizonte y escuchaba el cálido ambiente de la aldea, las tiernas canciones navideñas y el infantil jolgorio de traviesos niños con sus abuelos. Todo quedaba tan cerca y tan lejos a la vez. El solitario viajero alzó la mirada y contempló las estrellas. Dialogó con ellas y les pidió ayuda. Su alma, agotada, no dejaba de sangrar. Demasiados desencuentros, tortuosos caminos repletos de falsedad y traición. Ilusiones desvanecidas, sueños vencidos en pupilas ajenas, inaccesibles cuestas en soledad, metas en mitad de desiertos... Estaba ca
Osado, imprudente y temerario lector. Está usted a punto de adentrarse en un mundo desconocido,donde la tristeza y la pasión son inseparables. Un mundo repleto de gemidos en la noche, jirones en sensibles corazones, insomnio y duras lágrimas sobre intencionadas miradas. Un mundo de maliciosas gotas de sangre, rosas con espinas y educadas sonrisas tras cada venganza. ¿Se atreve a entrar? Benvenuto nella Cosanostra.