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Mostrando entradas de agosto, 2021

O lugar dos sonhos

"[...] Cuando quiero echarme para atrás, ella lo evita con su discurso sobre el desarrollo personal, la zona de confort, los objetivos y todas esas chorradas de coach. Conmigo funcionan, no tanto por el mensaje en sí, sino porque estoy dispuesto a hacer lo que sea para impresionarla" (Jordi Viassolo, becario y futuro detective. No cerramos en agosto ) "Caldas no terminó la frase. Vio llover en los ojos azules de la mujer y decidió no insistir más" (Leo Caldas, detective. La playa de los ahogados ) "Algún día, no sé ni cuándo ni a quién, declararé mi amor justo aquí, en este lugar", me dije a mí mismo.  El día había resultado agotador, aunque increíble. Amanecí caminando entre las nubes sobre un puente medieval y el famoso gallo de testigo.  Algo de frío y un ya norteño paisaje me recibieron con amabilidad,  y me abrieron calles y jardines para que disfrutara de su hospitalaria antigüedad. Estuve un buen rato contemplando el horizonte, en un eterno diálogo

Y 100...

Esta va a ser una entrada inusual ya que, sin que sirva de precedente, no voy a dar rienda suelta a mis instintos ni mucho menos a mi cabeza.  Esta es la entrada número 100 de nuestro blog. Quién lo iba a decir cuando, hace ya más de diez años, abrí este espacio de forma tímida, inexperta, con más errores que aciertos pero con mucha ilusión por contarle al universo todo ese mundo que alberga mi interior. Un blog que poco a poco ha ido evolucionando, despacio, entre desérticas temporadas sin ninguna novedad y otras en las que los escritos se sucedían uno tras otro. Un blog con un sello propio, multitud de borradores, y un estilo en el que todo tiene cabida, con la única condición de no dejar nunca a nadie indiferente (o al menos intentarlo).  En La Cosanostra hemos podido plasmar reflejos de la vida cotidiana, disfrutar de pequeños homenajes, declaraciones de amor, lindos poemas, corazones huidos, ponzoñosos horizontes, cristalinas mareas, angustiosas lágrimas, solitarios amaneceres,

El último barco

La noche anterior, sentado junto a la cama de su padre, había estado pensando en el amor como en un viaje en barco. Muchos preferían ir en cabina, cómodos y a resguardo del mal tiempo, pero a Leo Caldas la falta de aire fresco le aturdía y el trayecto se la acababa haciendo insoportable. En cubierta, en cambio, sintiendo el aire en el rostro, aunque lloviera o hiciese frío, podría viajar al fin del mundo.  Se preguntó si aquel sería el último barco que tomaba o  si aún le quedarían otros en los que echarse a la mar.  Lo malo no es entregarse a una pasión con más o menos años. Lo terrible es morirse sin haberla buscado. Por desidia o porque la vida no le haya permitido a uno hacerlo.  (Domingo Villar, El último barco ) Cochambre. Llevo días disfrutando de esa maravillosa decadencia que posee esta amada tierra, me pierdo por el singular encanto de angostas calles pobladas de historia y por el inconfundible acento de sus azulejos. Su comida, sus gentes, su familiaridad y esa eterna y dulc