La Cosanostra

RUTINA NOCTURNA Aroma de infusión salvadora. Ambiente silencioso que preludia el Apocalipsis. Otra noche más, otra cruel y despiadada noche sufriendo, enjugando mis lágrimas por dentro, observando fríamente el triste poso de ese vino rancio y apulgarado en el que se ha transformado mi alma. Pienso en qué se ha convertido mi existencia y percibo el seductor aroma de la mentira, la trémula sonrisa de la mezquindad y el impávido rostro de todos esos ojos a los que un día miré cuando hablaba y ahora ya desprecio por su trivialidad. Porque todo es falso, porque mi sonrisa sólo sirve para embaucar, porque cuando escucho, oteo debilidades, porque la podredumbre de mi espíritu hace que no crea en nada, en nadie, sólo en la continua agonía de lo falso. Me gusta el silencio, del cual me rodeo. Adoro percibir cada poro de calor en mi piel, cada latido en mi pecho, cada respiración, todo ese sigilo que aúlla anhelante alrededor de unos dedos ágiles y despiadados. La cr