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Un colgante de cuero

Su ausencia dolía como una raspa entera de pescado atravesada en la tráquea. Pero debía avanzar. No se trata de estar conmigo o no, idiota. Se trata de estar con los muertos.   (Comisaria Ruiz, El sueño de la razón )      Me había despertado el olor de mi propio vómito y una intensa punzada en el muslo derecho. Palpé rápidamente con la mano: era sangre. Tenía la pierna cubierta de sangre. Me sentía algo mareado y aturdido, los párpados pesaban demasiado y mi cuerpo se encontraba totalmente entumecido, abotargado. La ventana y la puerta permanecían cerradas, y el único halo de luz que prestaba unas respetables tinieblas a mi habitación era el que se colaba por los finos agujeros de una convencional persiana. Un tenue halo de luz que, sin embargo, era más que suficiente para verlo. Para vernos.      Habíamos aterrizado en Fort Lauderdale pasada la noche. Un cómodo trayecto en Uber había servido para relajarnos y recordar algunas fotografías y episodios de nuestra pequeña aventura. Días e

Perlas ensangrentadas

La acompañé hasta su casa Nos despedimos sin hablar Aquella fue la última noche Tres tiros la hicieron callar Aún recuerdo aquellas dos hermosas y densas gotas descendiendo por sus pálidas mejillas. Eran unas gotas rojas, muy rojas. Unas preciosas perlas ensangrentadas. Iban resbalando despacio, sin prisa ni sometimiento alguno, con esa grácil caída que concede la libertad y la falta de recelo.  Están llamando a la puerta. Tendrán que esperar. Querrán preguntarme qué le pasó a René. ¿Qué les voy a contar? Aquí estoy yo, sentada frente al espejo de un trivial camerino que ni siquiera me servirá de última guarida. Me contemplo frente al desabrido espejo y observo mi ajado rostro, mis desvencijadas pupilas, hartas de esos desacertados vaivenes que van moldeando el alma con más azufre que acierto.  Están llamando a la puerta. Querrán saber qué le pasó a René.  René.  Querrán saber por qué su cetrina y zafia piel ya no pregonaba primorosos encuentros, o por qué su cuerpo estaba allí, allí y

No fuiste capaz

Y es que hay un mal que es peor que el mal, porque lo sobrepasa y se mete dentro de una profundidad sin ley. Algo semejante al color negro absoluto, que no puede ser atravesado por ningún tipo de rayo. El mal absoluto disfrazado de bien, que sigue reinando entre nosotros cuando ya creemos que el mal a secas ha sido controlado. ¿Sería posible algún día acabar con él? (Julián.  Cuando llega la luz ) Lo que no sirve para vivir, nos sirve para contar. Nora,  Las lágrimas de Claire Jones . Pero no fuiste capaz. En el cruel ámbito de la compulsión, en el infiel recreo de la soledad más nívea, no me dejaste. No fuiste capaz. Camuflada entre ricas alabardas de estío y en continuo desequilibrio entre las fermentadas oquedades de tus límites y los profusos ungüentos de tu eterna caída altazoriana.  No fuiste capaz. Una espiral absurda de cobardía salpicó tus muslos de miedo a querer, a entregarte, a dejarte bañar por esa luz blanca que tiene el insoportable defecto de ser blanca. Un racimo de en

Y otra vez Navidad

  Los sueños se convierten en realidad si lo deseamos lo suficiente. Peter Pan. Estimados y apreciados lectores de esta nuestra CosaNostra : Hoy no vamos a disfrutar de nuevos cuentos, truculentas historias, desmedidos fracasos o sugerentes éxitos. No. En esta machadiana tarde, salpicada de otoñales gotas de agua y ese haz de medio oscuras luces que tanto me reconfortan y me gustan, quiero desearos a cada uno de vosotros una muy feliz Navidad. Quiero que esa magia en la que tanto creo, os encuentre y os envuelva allá donde os encontréis, y que os regale cada uno de esos sueños que anheláis hasta colmaros de dicha y alegría.  Regresarán nuestras letras, nuestros enigmáticos personajes y nuestras veladas confesiones. Leeremos la continuación de esa maga y ese hechicero por el que tanto me habéis preguntado, seguiremos aportando curiosas e interesantes citas de esas nuestras lecturas, y continuaremos intentando que este sea nuestro rinconcito de refugio y evasión cada luna que nos apete

Rizos encontrados

  (Inusual tatami)  (Noveno día del noveno mes de 2021) (Jueves) (10:30 aprox.) Apareció en mi horizonte exactamente a las dos en punto. El joven sol de la mañana la escoltaba y ella caminaba de forma elegante con un rosáceo vestido y un fresco calzado veraniego. La acompañaba su acostumbrado aire despistado, sin prisa pero sin pausa, y una mascarilla a juego. Entonces elevó el rostro y miró hacia la voz que pronunciaba su nombre.  (Mi voz) Y miró a unos ojos con los que hace muchos atardeceres que no se enfrentaba.  (Mis ojos) Y comenzó el combate.  ¡Hajime! .    Lo reconoció y brotó su habitual gesto de amabilidad y simpatía. Vacuos y triviales saludos iniciales disfrazaban un sinuoso estudio del adversario. Cordiales sonrisas entre los primeros forcejeos y una intensa lucha por el agarre.  (La miraba y una sensación de cotidianidad me embargó por completo. Su cremosa mirada no había cambiado un ápice y aún conservaba un lugar privilegiado en mis pupilas). ¡Koka   rosa!.  Comenzaron

Cerca, muy cerca...

       O tra vez oscuridad, pero esta vez ya no había frío en su interior, su latido se había orquestado con el suyo y lo sentía cerca aunque no podía verlo. Comenzó a andar, conocía bien todo el paraje pero se sentía perdida. De repente una rama se quebró bajo uno de sus pasos y sintió otra vez ese aroma…Cerca, muy cerca… ----------------------------------------------------------------------------------------- Él no se atrevía a girarse. Percibía tras de sí una sutil y desconocida presencia. El cielo se iluminó una vez más y pudo ver cómo una embozada sombra se proyectaba justo a su lado. La feroz tormenta se había recrudecido y espesas mantas de agua caían sin piedad y sin pudor alguno sobre su cuerpo. (Entonces sentí su mano posarse sobre mi hombro).  Cerró los ojos e inspiró profundamente. El tiempo se detuvo. Podía notar cada minúscula gota recorriendo su cuerpo bajo un fuerte viento que azotaba su rostro. Pero por encima de todo eso, su calor. (Percibí el calor de su mano traspas

Un crujido y una tormenta

  (Esta entrada es algo que por primera vez vais a leer en nuestro blog. Nunca lo hice. Veremos el resultado. Es una singular colaboración entre este que siempre os sirve y la inigualable Brave , magnífica escritora de tiernas y amazónicas letras que un eucalipto me regaló en las lindes de un llano...) (Disfruten...) “…Y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya terminado realmente. Pero una cosa sí es segura: cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella.  De eso trata esta tormenta”.  (Haruki Murakami, Tokio Blues ) “Hay luna llena esta noche. Y ya se sabe que incita a la gente a cometer locuras”.  (John Verdon, Arderás en la tormenta) "And love will not break your heart, but dismiss your fears" (Mumford and sons. After the storm ) De repente, una rama crujió tras su espalda. Una suave respiración y una cálida energía acariciaron su cuello. No le hizo f